CANDIDATOS A LA INTENDENCIA QUE NO VIAJAN EN ÓMNIBUS:

Comprendo que la mayoría de ustedes no viaja regularmente en ómnibus y quizás por eso cada vez que se refieren al tema, lo hacen casi exclusivamente desde lo logístico, tema no menor. Sin embargo olvidan muchos otros aspectos que destrozan nuestra calidad de vida, gracias al transporte montevideano.

La Intendencia puede dictar para el transporte las normas que desee. De todas formas, es intrascendente, porque casi nadie las cumple, principalmente CUTCSA. Una SA cuasi monopólica que impone su propia ley en las calles, más allá de lo que la Intendencia pretenda imponer. Las cooperativas, no son mejores, pero se notan menos y su poder no es el mismo.

Hay inspectores, pero son inspectores de las propias empresas. Los intereses que cuidan son los de la empresa, no los del usuario. Entonces ¿quién vela por los intereses del ciudadano? ¿Quién obliga a que las normas se cumplan?

Un ciudadano, más o menos conocedor de las normas, pretende denunciar el incumplimiento de las mismas. Causa perdida. Hay teléfonos o algún mail para ello, pero se nos recomienda ir personalmente. Nadie en su sano juicio puede pedir un día laboral para invertirlo en eso. Pero incluso en el caso de hacerlo, las denuncias parecen jamás tener efecto y las irregularidades continúan como si nada. El ciudadano está totalmente desamparado. ¿Acaso no es responsabilidad de la IM verificar que las normas se cumplan e imponer sanciones cuando se violan? El ciudadano responsable intenta hacer algo, no puede sino denunciar. No es difícil comprobar que las denuncias se cuentan por miles, pero nada cambia.

Resulta imprescindible que la IM tome por fin una responsabilidad que le compete y que jamás ejerció. Aunque también es cierto que corremos el riesgo de que si aparecen inspectores de transporte municipales, pueda dar pie a nuevas oportunidades para la pequeña corrupción. Es un riesgo que hay que correr.

El calvario que puede representar trasladarse en bus en Montevideo comienza por los horarios. La página de la IM los informa, las empresas los cumplen como quieren cuando quieren. Lo comunicamos al chofer o al guarda. Él nos dice que es la IM que no los tiene bien. Le comunicamos a la IM lo que se nos dijo, ésta nos responde que esos horarios de su página se deben cumplir. Se lo comunicamos al guarda o al chofer quién nos vuelve a decir que es cosa de la IM. Ahí se cierra el círculo y no hay nada que hacer.

Muchas veces vemos cómo pasan dos buses de la misma línea uno detrás del otro. Eso sería una excelente solución, una lógica de ómnibus dobles en horarios pico, si no fuera porque para que pase el subsiguiente debe esperarse el doble de tiempo, y que naturalmente vendrá repleto y es posible que ni siquiera pare. Nadie hace nada al respecto.

Vemos que muchas unidades optan por no parar en aquellas paradas que están llenas de escolares o liceales… será que como no pagan, no redunda en lucro para la empresa. Una vez más, nadie hace nada al respecto. También puede verse cómo en muchas paradas donde se aglomeran demasiados ómnibus, algunos que están a la cola se abren y pasan a toda velocidad, sin detenerse, incluso habiendo gente esperando en la parada. Tampoco nadie hace al respecto.

Sin embargo, el mayor motivo de denuncias es el maltrato, la falta de educación e incluso la violencia que puede llegar a extremos obscenos por parte de guardas y choferes hacia los usuarios. Cualquiera que viaje habitualmente en ómnibus lo habrá visto. Y hago aquí una aclaración que me parece pertinente: la violencia es principalmente hacia las mujeres. Los choferes o guardas saben bien que de hablarle a un hombre de esa forma, se exponen a una respuesta física (piñazo), mientras que pueden ejercer su violencia contra las mujeres en total impunidad. Por más denuncias que la ciudadana realice, (hay casos de denuncias que se han efectuado incluso ante la policía), todo sigue igual. Quizás sería hora de entender que no cualquiera puede realizar ese trabajo, algún tipo de evaluación psicológica efectiva debería ponerse en práctica.

Algo que es también muy frecuente en los choferes de CUTCSA es verlos hablando por celular al tiempo que están manejando. Es algo formalmente prohibido, sin embargo nadie hace nada. Si algún pasajero se lo hace notar, recibirá el trato ya descrito en el párrafo anterior.

Como se notará, ni siquiera he hecho alusión al hecho de que el transporte montevideano debe contarse entre los más lentos del mundo medido en Km/h. Cuando algún pasajero se queja con razón de que no es posible que una bicicleta vaya más rápido que el ómnibus, puede gentilmente o violentamente recibir la respuesta "vamos adelantados". El pasajero no es responsable de ello y al menos debe tener la posibilidad de estar informado de esa situación para decidir si toma ese ómnibus o si prefiere tomar otro. Se podría instrumentar una solución inmediata: poner un cartelito que diga "adelantado" para que el ciudadano, desde la parada, pueda estar informado y elegir si lo toma o no. Naturalmente a la empresa le interesa que el incauto usuario desconozca la situación, de lo contrario, corre el riesgo de que se tome otro y pierda ganancia. No costaría un peso a la IM obligar a algo así, pero sin nadie que controle o sancione...

No he mencionado tampoco el precio del boleto (uno de los más caros del continente) que obviamente, no condice con el patético nivel de servicio ofrecido. Y podríamos seguir enumerando perlitas que hacen del transporte colectivo montevideano una experiencia lamentable.

Es evidente que mientras exista un cuasi monopolio privado sobre un servicio público, nada cambiará. Se impone una reestructuración total del sistema de transporte en Montevideo.

Centrar el problema del transporte capitalino en los corredores, es ni siquiera entender el problema. Plantear un metro es fantástico, el problema sólo se arreglará definitivamente de esa forma y todos lo saben, pero implicaría años de trabajo y una inversión muy fuerte, mientras los ciudadanos tenemos que seguir soportando la barbarie del actual sistema. Hacen falta soluciones inmediatas, mientras resolvemos las de largo plazo.

Dado que no se plantea la municipalización del transporte (que sería lo más lógico, y que podría funcionar como otras empresas públicas que andan lo más bien), al menos liquidar el cuasi monopolio ya sería algo.

Si distribuyéramos las lineas de CUTCSA en varias empresas de modo que ninguna empresa fuera tanto más importante que otra, generaríamos un marco de libre competencia más saludable (se observará lo liberal del planteo).

Si al mismo tiempo fundáramos una empresa municipal de transporte que cubra aquellos servicios menos rentables, incluyendo nocturnos, y para financiarlos les cobráramos un impuesto a las compañías que acapararan los servicios altamente rentables, podríamos empezar a racionalizar el mundo de locos que es el transporte montevideano.

Si la IM dispusiera de inspectores que tuvieran como cometido verificar el cumplimiento de las normas e impusiera sanciones cuando se violan, sería un cambio. Una sanción podría ser la requisición de una línea rentable que pasaría a manos de la empresa municipal. De ese modo las empresas privadas se cuidarían mucho de violar las normativas.

Como se verá, no es necesario ser brillante para proponer soluciones que no implicarían costos inabordables para la IM. Lo único que hace falta es voluntad política. Ningún intendente, ni de derecha ni de izquierda, parece haberla tenido hasta hoy. Todos sabemos lo complicado que es enfrentarse a CUTCSA, pero si nadie lo hacen entonces el ciudadano tendría derecho a preguntarse ¿para qué votamos si total, gobierna CUTCSA?

SI COMPARTÍS ESTO QUIZÁS LOGREMOS PONER EL TEMA SOBRE EL TAPETE Y QUE APAREZCAN SOLUCIONES REALES E INMEDIATAS.