¿Podemos aceptarlo?

¿Podemos aceptarlo?

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
(Isaias 5:20)

Con asombro y vergüenza nos hemos enterado mediante la prensa que el Obispo de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, Roberto López Rojas, fue agente de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) y de los organismos de inteligencia de la Armada, durante la dictadura del general Pinochet.

La información entregada por la Agencia EFE, corroborada por López, nos parece de la gravedad más extrema, puesto que, lejos de mostrar arrepentimiento por su participación en dichos organismos represivos, el Obispo se muestra honrado de haber cumplido esas funciones.

Como miembros de diferentes iglesias evangélicas de Chile, los firmantes queremos expresar nuestra más profunda indignación tanto por estos hechos que nos recuerdan una herida aún abierta, como por la tibia reacción de quienes ocupan lugares de visibilidad en la iglesia evangélica chilena.

Por eso que queremos expresar de la manera más clara nuestra condena hacia las violaciones a los derechos humanos cometidas en nuestra historia reciente. No queremos ni podemos guardar silencio frente a esta clase de sucesos y expresamos nuestra esperanza respecto de que quienes participaron, directa o indirectamente en estos hechos, colaboren con la verdad y la justicia, por muy encumbradas sean las posiciones sociales o religiosas que ocupen hoy.

Creemos firmemente que la verdad nos hace libres, y que solo un arrepentimiento genuino ante el Señor puede abrir paso a una iglesia viva y alineada con los propósitos de Dios. Es por eso que pedimos al Obispo Roberto López Rojas, y a la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, que considerando la gravedad de este asunto, puedan pedir perdón públicamente al Señor primeramente, y a la iglesia evangélica chilena por la situación acaecida.

Esperamos que el liderazgo evangélico y el propio Obispo López, actúen en conciencia, considerando la incongruencia monstruosa que existe entre ser parte de un organismo como la CNI y querer servir a Jesús.
Por último, quienes participamos de la vida de las iglesias evangélicas o hemos estado bajo su influjo, sentimos el deber de contar a la sociedad chilena que en ellas se vive mayoritariamente un clima de respeto hacia la dignidad de las personas y de profunda esperanza respecto de la vida, por lo que actitudes como las del Obispo López, no representan la realidad de quienes han hecho la fe en el Señor Jesucristo su camino de vida y por el contrario, solo provocan vergüenza en quienes viven su fe con sencillez y alegría.